Hallábanse muy debilitados los españoles con la persecución de Aguirre, y Fajardo lo estaba más que nadie en Caravalleda; de modo que tuvo que volverse a la Margarita para librarse del riesgo en que le tenía continuamente la obstinada resistencia de Guaycapuro, real sociedad camisetas jefe de aquellos indios. Aunque Fajardo logró vindicar sus derechos no pudo volver a pensar en sus proyectos sobre el valle de San Francisco, porque su presencia era necesaria en el Collado para contener las atrocidades que cometía en todas las poblaciones de la gobernación de Venezuela el facineroso Lope de Aguirre, a quien la historia da impropiamente el epíteto de tirano. ↑ a b c Historia del C.D. ↑ «El Real Madrid ficha a Saviola». Ejercicio sin premio para el Real Unión, triste bagaje que se repitió en los siguientes. Con tan reducida fuerza, salió Losada de Mariara y llegó hasta la subida de Tepeyrama o loma de las Cocuisas, sin haber podido tomar lengua de ninguno de los naturales de aquellos valles, a quienes llamó del Miedo por el sospechoso abandono en que los encontró; mas apenas empezó a subir la cuesta oyó resonar los caracoles con que los indios tocaban la alarma por todas las montañas vecinas.
El primero a quien pertenece esta gloria fue Diego de Ordaz, que después de haber perdido a manos de los indios y las enfermedades casi toda su gente, llegó hasta Uriapari, desde donde pasó a Caroao, y sus habitantes, deseosos de deshacerse de los españoles, les hicieron creer que más arriba hallarían innumerables riquezas. Los indios arbacos, belicosos por carácter y arrojados por resentimiento, no perdonaron medio alguno para acabar con los españoles, y para conseguirlo después de acometer los unos la retaguardia de Losada, incendiaban los otros la montaña para envolver sin recurso a sus enemigos. La rapidez de su marcha había ocultado su venida a la mayor parte de las naciones de su tránsito, de modo que hasta entonces sólo había tenido que lidiar con los indios arbacos; mas al bajar al río de San Pedro se encontró con el porfiado Guaycapuro, que le presentó la batalla con más de ocho mil indios teques, tarmas y mariches, apostados en todos los desfiladeros de la montaña. Los débiles principios y la mala vecindad de la población la tuvieron algunos años expuesta al irreconciliable encono de Guaycapuro, que, irritado de lo mal que lo había tratado la suerte con Losada, estuvo tres o cuatro años sublevando todas las naciones de alrededor, hasta que pudo formar una conspiración con los caciques Nayguatá, Guaymacuto, Querequemare, señor de Torrequemada, Aramaypuro, jefe de los mariches; Chacao, Baruta y Curucuti, que acaudillando a sus vasallos hubieran hecho abandonar la ciudad si hubiera estado a cargo de otro que Losada.
El escultor oriotarra explica en SER DEPORTIVOS GIPUZKOA cómo ha diseñado las tres equipaciones de la Real Sociedad para esta próxima temporada: desde cómo se le ocurre hasta como llega al club donostiarra, pasando por el laborioso proceso de creación. La marca italiana se ha comprometido a crear equipaciones de alta calidad que representen los valores y la historia del club. ↑ Historia del Real Betis, ed. ↑ «Así cubrió El Universal el debut de Real Cartagena como profesional hace 45 años». ↑ «El Atlético Tordesillas conquista el Trofeo Diputación tras remontar al Real Valladolid Promesas| Tribuna de Valladolid». ↑ CRISTIAN SERRANO, (7 de octubre de 2023). «El Huesca destituye a Cuco Ziganda poco después de una nueva derrota». Disponíase Sedeño para entrar en el río Meta cuando supo que había llegado a Cubagua un juez de residencia enviado por la Audiencia de Santo Domingo, a pedimento de Ortal, para que le impidiese seguir en aquella conquista; pero antes que se verificase el juicio que él quería evitar, sufrió el final envenenado por una esclava suya, quedando con él sepultada su memoria en el valle de Tiznados cerca del río de este nombre y terminados en 1540 cinco años de guerras civiles sin provecho alguno para la población de la provincia de Cumaná.
La poca seguridad que le prometían los naturales del Guayre le obligó a volverse a la costa para reunirse con los suyos, que habían quedado con Guaymaquare, con los cuales, después de fundar en la ensenada de Caravalleda una población bajo el nombre del Collado, volvió reforzado al valle de San Francisco en busca de unas minas que tenía noticia había en su territorio. En el patio de la casa blanca se encontraban más de veinte caballos ensillados, pues los vecinos, al recibir la invitación de don Fernando, desearon hacerle los honores de costumbre, acompañándolo en su salida hasta una legua de la población. Después de esperarlo en vano quince días se volvió a incorporar con los suyos, que se hallaban ya en el valle de Mariara, donde se detuvo a pasar revista a su ejército, que según ella se componía de ciento cincuenta hombres, entre ellos veinte de a caballo, ochocientos indios auxiliares, doscientos bagajes y abundante provisión de ganado.
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